Solo cuatro equipos lograron ganar al menos 8 partidos consecutivos en el arranque de un torneo profesional (desde el 31 de mayo de 1931 a esta parte) de Primera División, organizado por la Asociación del Fútbol Argentino.
El primer cuadro que lo consiguió fue el RIVER PLATE de VÍCTOR CAAMAÑO, en 1932. Ése conjunto sería, a la postre, el primer campeón Millonario del profesionalismo. Los de avenida Alvear y Tagle, en aquel tiempo, obtendrían el segundo título vernáculo de su incipiente historia tras 1920.
En esa época, no existían demasiadas variantes tácticas como sí encontramos en la actualidad, y la mayoría de los conjuntos en Argentina jugaban de la misma manera: 2-3-5. Así, según las ilustraciones de antaño. Pero que, en la práctica era una suerte de 4-3-3 con wingers bien abiertos sobre la raya, y con el ocho y el diez entrando por sorpresa entre la posición de ellos y el clásico centrodelantero. Estos últimos, los denominados insiders o entrealas.
Por otra parte, la relevancia de un entrenador, era mínima. Se los solía describir como simples administradores. Claro que esto iría cambiando con el correr del tiempo, hasta llegar a nuestros días, donde pareciera que el DT es más importante que los protagonistas... En ese entonces, los equipos se recitaban de memoria.
El River de Caamaño tuvo un paso arrollador en el inicio del certamen del 32'. Y mucho tuvo que ver la presencia goleadora del gran Bernabé Ferreyra, "El Mortero de Rufino", que venía del Club Atlético Tigre. Pero marquemos su preponderancia desde los fríos números: ¡SEÑALÓ GOLES EN LOS PRIMEROS 12 ENCUENTROS! de aquella campaña. Y fueron nada menos que 19 tantos en esas primeras doce jornadas. En un desempeño que aún hoy, 85 años después, sigue siendo RÉCORD.
El equipo (2-3-5 el dibujo y 4-3-3 en la práctica) base fue: 1 Poggi; 4 Santamaría - 2 Cuello - 6 Bonelli - 3 Iribarren; 8 Arrillaga - 5 Dañil - 10 Lago; 7 Peucelle - 9 Ferreyra - 11 Sciarra.
Pero también jugaron: Giglio y López en defensa; Lagos, Zatelli y Donato como wingers derechos antes que volviera Peucelle; y Luna cuando le tocó reemplazar a Sciarra.
INDEPENDIENTE venía de ser campeón local en 1963. Y ganó las Copa Libertadores de 1964 y 1965. Pero en 1966 se quedó afuera del máximo certamen continental en un partido de desempate por el pase a la Final al perder con River. Por lo que, iniciado el 67', el Rojo recurriría al regreso del brasileño Osvaldo Brandão. El DT campeón en el ya mencionado título del 63'. Y el hombre de Río Grande do Sul armaría un conjunto acorde al "paladar negro" del club de Avellaneda.
Ése conjunto conseguiría el Nacional 1967. Pero, ¿cómo jugaba? Se trataba de un 4-3-3 RECONTRA OFENSIVO. Con mediocampistas con llegada al arco rival, con gol, como Savoy, Yazalde y hasta el hijo del legendario "Capote" De la Mata o Diéguez. Con extremos absolutamente desequilibrantes, con desborde y mucha gambeta, como Bernao y Tarabini. Y con un nueve de área letal como "Diente" Artime.
Además, tenía una defensa granítica, impasable. Con "Pipo" Ferreiro de un lado y "Chivo" Pavoni del otro. Una zaga sólida con Monges y Acevedo. Y, si lograban, superarlos que ya era tarea complicadísima... tenían que vulnerar al gran "Pepé" Santoro que los esperaba en la valla.
Conjuntos como éste, con tantos jugadores de Selección, pocos en la historia. Podría mencionarse, casi de memoria: Huracán de Menotti 1973, Estudiantes de Bilardo y Manera 1982-83, River de Ramón Díaz 1996-97 y el Boca de Bianchi 1998-01. Y algún otro que se me esté escapando. Digamos, de los que vinieron después. Repito: pocos a la altura de un elenco de renombre como Independiente modelo 67'.
Otro muy buen equipo fue el que formó Daniel Passarella en 1991 para pelear, a la vez, la Supercopa (perdió la Final con Cruzeiro en Brasil por 0-3, cuando había ganado 2-0 en Nuñez...) y el campeonato local (se lo llevó de punta a punta).
Ése RIVER PLATE mantenía los once "de memoria" partido a partido, modificando solamente a aquellos futbolistas que sintieran molestias después de los partidos de copa que se disputaban entre semana. O, por supuesto, a quienes hubieran sido suspendidos. Modificó alguna vez el esquema táctico, del 4-3-1-2 al 4-3-3, pero no hizo demasiadas variantes.
La defensa base fue: Comizzo en el arco (aunque José Miguel jugó una vez); Gordillo o Fabián Basualdo en el lateral derecho, Jorge Higuaín de dos, Guillermo Rivarola de seis y Carlos Enrique "El Loco" de marcador de punta izquierdo.
El puesto de mediocampista derecho se lo disputaron tres jugadores, y todos actuaron en elevado nivel: "Huevo" Toresani fue el que jugó más, alguna vez le tocó el turno a "Chapa" Zapata y se terminó quedando con el lugar "Hormiga" Hernán Díaz.
Leonardo Astrada fue el amo y señor del centro del campo, con actuaciones descollantes que lo habían llevado meses antes del título, a ser campeón de América con la Selección Argentina en Santiago de Chile.
Sergio Berti fue otro de los puntales de ése once imbatible. Dejaba un surco con su zurda y por el mismo lado izquierdo. "La Bruja" tenía pase y mucho gol. Pocos jugadores estuvieron a su nivel en su puesto en los diversos grandes equipos que tuvo River (los de Ramón Díaz, los de ahora de Marcelo Gallardo), que lo sucedieron.
Juan José Borrelli fue cuarto volante cuando había que defender mientras el ocho se corría al lado de Astrada formando el 4-4-2. Pero generalmente fue el armador, el creador, el gestador. El enganche clásico del diamante 4-3-1-2. Hizo un campeonato impresionante, que le valió una importante transferencia a Europa. Más precisamente al Panathinaikos de Grecia, donde se convirtió en ídolo al poco tiempo.
Y, adelante, un magnífico Ramón Ismael Medina Bello. Definidor, encarador, y extraordinario partenaire del nueve. ¿Qué nueve? Ramón Ángel Díaz, el hijo pródigo de la casa que había regresado a su terruño para ganarlo todo, tras un largo periplo europeo. Dupla impresionante. Que se cansó de hacer goles.
Por último, este BOCA JUNIORS de Guillermo Barros Schelotto. Que está escribiendo la historia ahora mismo. Que suma ocho victorias en serie en este arranque de torneo. Que consiguió la última en el Superclásico, venciendo a un archirrival que fue semifinalista de Copa Libertadores.
Pero el Xeneize fue campeón local, viene de serlo, hace un puñado de meses. Evidentemente es más que los demás. Los desarrollos de los encuentros y, sobre todo, los resultados así lo están señalando.
Al borde de igualar la marca que lograra el River de Passarella en el 91'. Solo le queda derrotar a Racing en la Bombonera, el domingo 19 de noviembre. Y después, solo después de empatar el RÉCORD profesional, vendrá Rosario Central en Arroyito. Los choques que Boca tiene por delante, no son simples. Ya veremos qué destino nos depara la historia para este cuadro azul y oro, que birome en mano, traza las páginas más gloriosas en tanto los comienzos de un campeonato.