18 mar 2014

Selección Argentina. Pasos al costado. Volumen I.

A metros de la gloria. Con el boleto en la mano. Prestos a subirse al avión. Estuvieron en la consideración hasta el último instante y/o dejaron de estarlo por algún motivo ¿desconocido?, quedaron postergados por otros con características similares, se lesionaron justo antes de ser citados o, simplemente, no fueron los elegidos.

A continuación, algunos por qué y otras tantas explicaciones sobre aquellos futbolistas que participaron de los partidos amistosos previos a la Copa del Mundo pero luego no fueron tenidos en cuenta por dirigentes o seleccionadores -de turno- a la hora del armado definitivo de cada LISTA mundialista.

                                                           URUGUAY 1930

El seleccionado argentino fue uno de los dieciséis invitados por el Comité Organizador de la FIFA. La albiceleste, tras la Copa América de noviembre de 1929, sólo jugó un cotejo preparatorio con miras al primer certamen continental. Fue el 25 de mayo por la Copa Newton, a menos de dos meses del debut, en Buenos Aires y ante un elenco organizador que sería el campeón. Esa jornada, en el once de la dupla Olazar-Tramutola, actuaron tres hombres que NO experimentarían la gran aventura.


OSCAR TARRÍO

Back derecho, primer marcador central. Debutó en Sportivo Dock Sud. Jugó en San Lorenzo de Almagro y en Ferrocarriles del Estado mientras fue convocado al seleccionado. Pasó también por Newell´s Old Boys. Más tarde, ya alejado de la celeste y blanca, partió a Europa donde vistió los colores de Red Star de Francia y Os Belenenses de Portugal. Se retiró en Atlanta.

Los dirigentes de los clubes, quienes en aquella época votaban en la Asociación a los candidatos que integrarían la lista de jugadores con miras a la primera gran cita continental, se inclinaron por la pareja de zagueros de Racing Club. En su puesto jugaba José Della Torre, consagrado marcador de la Academia, quien se entendía a la perfección con Fernando Paternoster -back izquierdo-. Eran los centrales del elenco blanquiceleste desde hacía tres años y, juntos, funcionaban en gran forma. Della Torre debutó con la camiseta de la Selección en el mismísimo Mundial, postergando a Tarrío, que había sido siempre titular durante la Copa América del 29'.  Pechito terminaría jugando todos los partidos (5): en el cotejo inicial con Francia junto a Ramón Mutis de Boca Juniors y luego sí en compañía de su co-equiper de todos los domingos. ¿Por qué no tuvo lugar entre los posibles reemplazos? La plana mayor se decidió también por Edmundo Piaggio, joven promesa y capitán de Lanús, el único de los veintidós privilegiados que no ingresaría al campo de juego.



ALBERTO CUELLO

Back izquierdo, segundo marcador central. Jugó en Tigre y River Plate. Los estudiosos del deporte más hermoso del mundo lo recordamos por dos hechos centrales; en orden cronológico: a comienzos de 1932 pasó del cuadro de Victoria al conjunto Millonario junto a Bernabé Ferreyra, el Mortero de Rufino, y porque el 19 de noviembre de 1933 anotó el primer tanto en contra de la historia de los superclásicos.

En tiempos donde sólo regía una estricta rigurosidad posicional, Alberto Cuello había demostrado -sobradamente- que podía actuar en los dos puestos de la extrema defensa. Sin embargo, esta notable cualidad pareció no ser suficiente para los votantes, quienes entendieron que Ramón Mutis no podía faltar. El recio zaguero de Boca Juniors era indiscutido y llevaba ya siete años vestido de celeste y blanco. Sería titular en el match inaugural con Francia, su último partido con la camiseta de la Selección. Mientras que Cuello volvería al equipo argentino recién en 1933. Entre ése año y 1937 disputaría cinco cotejos. Haciendo su despedida en un 6-1 a Paraguay por Copa América.



BERNABÉ FERREYRA

Centrodelantero. Hizo su debut en el seleccionado aquella tarde de mayo de 1930. Todavía era joven -tenía apenas 21 años-, aun no había deslumbrado al gran público luciendo la franja "sangre" de River Plate. Se desempeñaba con vigor en el humilde Tigre. La Fiera comenzó a llamar la atención a fuerza de goles. Es que El Ñato -así lo llamaban sus íntimos- cambió el juego, lo revolucionó con su temible shot. "Transformó el fútbol en espectáculo de multitudes" escribiría el agudo periodista Dante Panzeri en 1961.

Lo dicho, era chico: delante suyo estaban, además, otros forwards de gran calidad. Como Nolo Ferreira de Estudiantes de La Plata y Filtrador Stábile de Huracán.  Bernabé, dos años después, comenzaría a dejar una huella imborrable. Marcada a fuego hasta nuestros días. El récord de 206 tantos en 197 encuentros en el profesionalismo será muy difícil de igualar: consumado en 1939, no ha habido futbolista en nuestra tierra que siquiera haya podido acercarse a esa cifra.

En la Selección, después de la Copa, no tendría tampoco muchos partidos más. Esporádicas apariciones: frente a Uruguay en un amistoso en diciembre de 1933, ante Chile en la Copa América del 36' y por el mismo certamen con Brasil un año más tarde. 

                                                           SUECIA 1958

Durante el primer cuatrimestre de 1934 no hubo partidos amistosos. Y a la Copa del Mundo de Italia concurrieron futbolistas amateurs, quienes regresaron pronto al país al caer 2-3 con Suecia en la Primera Fase.

En 1938 el seleccionado nacional se rehusó a participar a raíz del cambio de sede: el campeonato se iba a disputar en Argentina, terminó llevándose a cabo en Francia. Tiempo después, la Segunda Guerra relegó al fútbol a un segundo plano. Así es que quedó en el camino una gran generación de jugadores, entre ellos, la mayoría de los integrantes -el veterano Ángel Labruna fue la excepción que hizo a la regla- de La Máquina de River Plate.

En 1950 se reanudó la actividad internacional mas Argentina continuó con su postura de no participar de la competencia, esta vez, en discrepancia con la delegación brasileña que organizaba la gran cita. La última abstención se produjo en 1954. Esta fue la última ausencia política.

Previo a la "Tragedia de Suecia" se efectuaron una serie de encuentros preparatorios. Dos pares de enfrentamientos ante Paraguay y Uruguay. Algunos de ellos, sobre todo los primeros dos, parecieron premonitorios: el desempeño del conjunto fue lamentable.

La desorganizada Selección jugaba "a la nuestra". Con notorio desorden táctico. Nula preparación física. Practicando un fútbol antiguo. Al cóctel mortal agregarle otro ingrediente trascendental: la cúpula dirigencial había optado por prescindir de los talentos europeos -Angelillo, Maschio, Sívori- sólo por eso mismo, porque emigraron a Italia. Con ellos la historia hubiera sido otra. Y no se trata de presumir para justificar aquello que sucedió más tarde: unos meses antes, en la Copa América de Perú, Los Carasucias se habían llevado el mundo por delante.


ARNALDO BALAY

Centromedio de Racing Club. Elegante, de notable panorama y gran técnica, había sido parte del seleccionado nacional en la Copa América de 1955. Palito permaneció ausente durante tres años del primer equipo, volviendo recién a última hora. A dos meses del Mundial. Considerado como alternativa de Eliseo Mouriño de Boca Juniors y Néstor Rossi de River Plate, nada menos, no tuvo lugar. Sus contendientes, Gallego y Pipo, formaron parte de la lista que viajó a Suecia. Relegándolo. En el año del Mundial se consagró campeón con la camiseta de la Academia dirigido por el mencionado Della Torre. En el club de Avellaneda disputó 117 encuentros y NUNCA se fue expulsado, carácter inusual en un jugador de su posición.



NORBERTO CONDE

Entreala derecho de Vélez Sarsfield. Tenía la capacidad de elaborar jugadas arrancando en la mitad del terreno. Y también contaba con la habilidad para definir aquello que creaba. Comenzó su carrera jugando en el centro del ataque. El tiempo lo retrasó treinta metros. Recostado sobre la punta derecha hizo -en compañía de Ernesto Sansone- uso y abuso de su técnica invariablemente. Saltó a la fama el 24 de junio de 1956, cuando le convirtió el primer gol de la historia a Italia en el Monumental. Aquel tanto sirvió para que el equipo nacional se llevara el partido. A partir de entonces, ése año, fue titular indiscutido. Hasta la aparición del gran Humberto Maschio. Si no tuvo lugar en la lista mundialista fue porque en su puesto jugaba otro fenómeno: Norberto Menéndez.   

RAFAEL GARCÍA FIERRO

Hay futbolistas que tienen muchas chances para mostrarse. Que pueden fallar en el primer intento y seguir con el crédito abierto. Los hay, también, de los otros: quienes para ser parte deben superar las expectativas en un corto lapso. García Fierro, sin dudas, integró este último grupo. Para Guillermo Stábile no estuvo a la altura de los acontecimientos. Lo decidió rápido y su paso fue fugaz. Histórico half izquierdo de Vélez Sarsfield no rindió en cuarenta y cinco minutos de un amistoso frente a Uruguay en Montevideo y se retiró reemplazado por José Varacka, quien terminaría ocupando su espacio en los tres partidos que disputó Argentina en la Copa de Suecia.



MIGUEL JUÁREZ

Ariete de Rosario Central. En la época que comenzaron a verse los "punta de lanza", centrodelanteros que jugaban libres delante de los wingers, Gitano ofrecía al conjunto Canalla la posibilidad de recibir lejos del área e ingresar a ella con el balón dominado. Estas hábiles maniobras fueron repetidas luego en la Selección: por ejemplo, en un amistoso con Perú, cuando debutó reemplazando a Angelillo y convirtió al poco tiempo o cuando le marcó a Brasil en el Maracaná el día que hizo su estreno Pelé. En 1958 mermó su rendimiento y los infalibles artilleros Ludovico Avio de Vélez Sarsfield -scorer del club de Liniers- y José Sanfilippo de San Lorenzo -goleador del doméstico- le arrebataron su sitio en la lista.



OSCAR ROSSI

Otro notable entreala derecho de nuestro fútbol. Coco era un excepcional pasador. Gran parte de los goles que convirtió Sanfilippo con la casaca azulgrana se los debe a él. Gambeteador nato, dividió las aguas de un país: lo criticaban algunos tildándolo de "individualista" lo aplaudían otros por sus extraordinarias jugadas. En cuanto a su suerte, le sucedió lo mismo que a Conde, fue postergado por la descollante aparición de Menéndez. Beto fue titular en Suecia, disputó todos los minutos. Rossi perdió también el mano a mano con Eliseo Prado entre quienes podían ser reemplazantes naturales del artillero de River Plate.



ROBERTO ZÁRATE

Extraordinario winger de River Plate compitió con otros dos astros del puesto: con Osvaldo Cruz de Independiente en primera instancia y con Raúl Belén de Racing Club después. El primero estuvo presente en las dos derrotas (1-3 Alemania Occidental y 1-6 Checoslovaquia) del seleccionado en el Mundial, el segundo debutó un año más tarde en la Copa América que se disputó en el país. 

En la izquierda del ataque Millonario, durante las décadas del cuarenta y del cincuenta jugó en su lugar Félix Loustau, uno de los futbolistas más habilidosos que dio nuestro suelo. Y su reemplazante no pudo ser mejor. Mono Zárate, pese a jugar sobre la raya, resultó ser en 1957 el máximo artillero del certamen local. Su condición de habilidoso y goleador cautivó, pronto, a Guillermo Stábile. El entrenador lo convocó para las Eliminatorias, donde respondió con tantos a Chile y Bolivia en partidos consecutivos. Y estuvo en la consideración hasta que se lesionó, debiendo llamar de urgencia a un veterano Ángel Labruna.
   

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